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lunes, 23 de noviembre de 2009

Fantasías sexuales: Erotismo real



¿Qué son las fantasías?
Ficciones creadas por nuestra mente en forma consciente. Llana y concreta, así es la definición de la fantasía, uno de los rasgos humanos más artificiosos y abstractos. La capacidad de emplear palabras, símbolos y recuerdos dirigidos a fomentar las fantasías surge en la infancia; y desde entonces, en menor o mayor medida según las fomentemos, las fantasías nos acompañarán el resto de nuestra vida.
La fantasía es el medio por el cual los niños dominan al mundo, de la misma forma como los amantes tornan en erotismo una mera relación carnal. En las fantasías se pueden manipular, invertir, modificar o mejorar cualidades; se puede acceder a lo que no ocurriría en la vida real, lo cual las convierte en excelentes herramientas para lograr la plenitud sexual.

El origen de las fantasías sexuales
A partir de la niñez, la mayoría de la gente tiene fantasías sexuales que cumplen una variedad de funciones y que generan un amplio abanico de respuestas. Sin embargo, como generalmente los adultos no pueden recordar sus preocupaciones infantiles respecto a la sexualidad, prefieren creer que los niños son incapaces de tener de tales pensamientos. No obstante, es preciso recordar que somos seres sexuados aún antes del nacimiento y que, tanto el comportamiento como el pensamiento sexuales están implícitos en nuestros genes. Por ende, el negar o reprimir la respuesta sexual en los infantes, es fragmentarles la vida.
Al respecto, Freud construyó una teoría bastante exitosa; él opinaba que el origen de las fantasías sexuales estaba fincado, entre otras cosas porque la sexualidad es una función muy frustrante, ya que los deseos sexuales aparecen en la niñez, pero su satisfacción llega hasta la adolescencia.
Independientemente de si esta teoría es acertada o no, o de los motivos por los cuales se origina esta práctica, es importante reconocer que el fantaseo sexual puede llegar a ser una fuente de placer por sí mismo. Una actividad auto erótica que vale la pena explorar.

¿Cuál es la función de las fantasías sexuales?
Fuente de excitación. Recurrir a una fantasía es uno de los trucos más utilizados si de generar excitación se trata. Ya sea como preámbulo para enzarzarse en el jugueteo sexual, o como detonador del orgasmo, es pues, un excelente auxiliar en amantes deseosos del non plus ultra del placer sexual.
Además de contrarrestar la monotonía, también en su papel de cirujano plástico sin bisturí, la evocación erótica nos provee de los atributos físicos que siempre hemos deseado, terminando así con los complejos y frustraciones.
Sexualidad sin peligro. Dejando de lado que por medio de la imaginación nadie ha contraído una Infección de Transmisión Sexual, podemos agregar que es un medio totalmente seguro para aquellos fanáticos de la fobofilia (placer en las situaciones de peligro o miedo).
Evita riesgos. Si se tiene en cuenta que casi todas las fantasías sexuales presuponen personajes o situaciones "moralmente impropias o ilegales", en la vida real se pone de manifiesto la importancia del factor riesgo, afortunadamente sorteado por la imaginación.
Válvula de escape a sentimientos reprimidos. Una vía efectiva para descargar tensiones o necesidades internas. Todas las prohibiciones pueden ser sorteadas mediante la imaginación. Es precisamente en la ficción donde podemos llevar a cabo todas las prohibiciones de la vida real sin sufrir del escamio social.

¿Y qué fantasea la gente?

En gustos se rompe el género y las fantasías de cada individuo van en relación al marco vivencial de cada persona, sin embargo existen algunos tipos de fantasías sexuales comunes y entre ellos se encuentran:
1. La experimentación. Visualizar situaciones que nunca han sido probadas en la vida real. Formas absolutamente insólitas de actividad sexual: zoofilia, necrofilia, incesto, etc.
2. Dominio. Mantener bajo control a la pareja sexual ya sea a través de la coerción o por el influjo de las cualidades. Algunas variantes de esta modalidad son el sadismo y el masoquismo.
3. Cambio de pareja. Sin duda una de las fantasías más corrientes, pero también de la que más sentimientos de culpa desemboca, pues fantasear con una pareja distinta cuando se hace el amor con el cónyuge o con el compañero habitual causa mucho pesar. Lo mejor es desechar tales sentimientos, pues es muy probable que tu otra mitad haya tenido idénticos pensamientos.
4. Sexualidad en grupo. La visualización de orgías a la participación hetero y bisexual se contempla en esta fantasía. Un dato curioso es que muchos de los asiduos a esta evocación están dispuestos a llevarlas a la práctica.
5. Relaciones a primera vista. Esto tiene mucho que ver con el ideal del amor que siempre nos han manejado medios masivos, en donde todas las cualidades de las parejas perfectas, difícilmente recaen en un ser de carne y hueso, por ello resulta mucho más sencillo a manera de Frankenstein, construir un ideal aunque sea sólo imaginario.
6. Escoptofilia. Los mirones no están descartados en las fantasías sexuales más recurrentes. Casados, descasados, viudos, dejados, chicos y grandes la asumen como su preferida.
7. Violación. Sin duda una de las que más controversia causa, por aquello de que si lo evoca es que lo desea, pero esta interpretación es equivocada. De alguna manera esta fantasía confirma a la mujer su papel pasivo en la relación sexual.

El hecho de que una persona emplee una fantasía sexual no presume necesariamente que desee llevarla a la práctica. En gran número de ocasiones las fantasías se oponen a las creencias y escala de valores de quien las evoca pero como lo único que compromete es la imaginación se las acepta.

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